Personalidades tóxicas y cómo evitarlas

Personalidades tóxicas y cómo evitarlas

En la gran mitología de varios países los vampiros son seres que absorben la energía vital de las personas que le rodean. Los significados arcaicos de vampiro son “ser volador”, “beber o chupar” y lobo.

Aunque parezca difícil de creer los vampiros existen y viven a nuestro alrededor. No beben sangre, sino que se alimentan de la energía vital, las esperanzas y los sueños de las personas que están a su alrededor.

En la actualidad ya no se cree en la existencia de los vampiros, pero existen personas que igual que estos seres de leyenda afectan de igual manera. Son conocidos como personas tóxicas.

A continuación, explicaré las diferentes clases de personalidades tóxicas que nos podemos encontrar a lo largo de nuestra vida y como detectarlos para poder huir de ellos.

 

Envidioso: Se pasa el día (y la noche) deseando lo que otra persona tiene y vive obsesionado con los triunfos ajenos. Intenta acabar por todos los medios con las personas a las que envidian y busca aliados con el objetivo de aislar a su objetivo.

La mejor manera de luchar contra ellos, tanto en el papel de objetivo como de aliado, es ignorarlos y no dejar que sus pensamientos y palabras tóxicas nos influyan o guíen nuestro comportamiento.

Autoritario: Suele encontrarse entre los jefes. Está convencido de que ha llegado a su puesto por sus dotes de mando. Siempre cree tener la razón y no duda en descalificar a sus subordinados, insultarlos o despreciarlos, especialmente si cree que este quiere hacerse con su puesto.

Mediocre: Es una persona sin objetivos ni metas. Se conforma con una vida sin estímulos y su objetivo es pasar por la vida sin sobresaltos. Es el polo opuesto del emprendedor.

Contamina su entorno aplanando la vida de los que le rodean haciéndoles ver su punto de vista. Aunque normalmente no suele hacer daño a los demás puede envenenar un carácter abierto y vitalista.

La mejor defensa contra un mediocre es la resistencia. Luchar con toda nuestra fuerza contra el letargo y la resignación. También es bueno evitar en la medida de lo posible a este tipo de personas y juntarse con gente más activa.

Manipulador: Este tipo es difícil de detectar. Se muestra amable y complaciente. Tiene una gran capacidad para empatizar, lo que le viene muy bien para camuflarse.

Juega sucio y suele mentir. Se siente atacado fácilmente y logrará dar la vuelta a la situación para que te sientas culpable.

Pesimista: Rezuma negatividad por todos los poros de la piel. Si algo está bien tratará de darle la vuelta a la situación para que se vuelva negativa. Todo lo ve de color negro y se ve como una pobre víctima indefensa incapaz de salir de su círculo de desdichas.

Se pasa la vida hablando del pasado y quejándose de lo mal que le va todo. Considera que el mundo es un lugar que está contra él y que por mucho esfuerzo o sacrificio que realice no va a servir de nada. Todo lo malo que le pasa tiene origen externo (efectivamente, el origen de sus males eres tú).

Es necesario alejarse de este tipo de personas. Por mucho que intentes hacerles ver que no todo es tan malo como parece, te llevará la contraria y logrará alimentarse de tu positivismo para sentirse bien.

Sociópata: Esta es una de las personalidades más peligrosas de todas. Nunca asume ninguna responsabilidad y es incapaz de disculparse y decir “lo siento”. Utiliza cualquier medio a su alcance para manipular a su entorno y conseguir todo lo que quiere.

La primera impresión suele ser excepcional ya que dirá todo lo que queramos oír y preguntará de todo con el objetivo de averiguar, rápidamente, las emociones de la persona que va a torturar.

Descalificador: Disfruta menospreciando, menospreciando y desestabilizando a las personas que le rodea. Menoscaba la autoestima de las personas y las hacen dependientes de sus opiniones pudiendo llegar a dominar su voluntad.

Suele interpretar el papel de amigo, fingiendo escuchar preocupado todas las confidencias, pero su verdadera intención es almacenar información hasta el momento adecuado en el que pueda usarla en contra de la persona.

Neurótico: Suele ser inseguro y perfeccionista. Se impone objetivos inalcanzables alimentando de este modo su inseguridad. No tolera que alguien sepa algo que no sabe. No soporta no ser el centro de todo y siempre estará llamando la atención e intentando agradar a todo el mundo. Sufre frecuentes cambios de humor y trata de infundir la culpa al que percibe como una amenaza.

 

Todos los tipos de vampiros emocionales tienen en común que envenenan el entorno que les rodea tejiendo una red de malestar. Si es posible, la mejor defensa es una huida a tiempo, pero si eso es imposible, es importante poder detectar este tipo a este tipo de personas para poder evitar que nos atrapen entre sus garras.

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